Nuestra agua
Fecha
2011-08-20Autor
Asociación Pukllasunchis
Nivel de Acceso
Acceso Restringido
Metadatos
Mostrar el registro completo del ítemResumen
Crecemos aprendiendo a conocer al agua y a relacionarnos con ella. Así, poco a poco, el agua va formando parte de nuestra vida diaria, y tanto, que a veces ni nos damos cuenta de su existencia. Inclusive, apenas somos conscientes de que nuestro cuerpo está compuesto fundamentalmente de agua y que es en ella que nos vamos formando hasta el momento en que nacemos. Con el tiempo descubrimos que todo lo que existe la necesita para ser lo que es: los bosques, los animales, los peces, la selva, las nubes, la fruta y las verduras con que nos alimentamos, los imponentes nevados, inclusive las construcciones donde vivimos. Es decir, todo o casi todo está compuesto de agua, y la encontraremos en algunos lugares más que en otros y en unas épocas más que en otras.
Sin embargo, más allá de conocer el agua como un elemento que compone y da vida a la naturaleza, nos encontramos con que en la historia de la humanidad el agua siempre ha tenido un sentido asociado a fenómenos atmosféricos como la lluvia, el granizo o la nieve. Estos, según su presencia, ausencia, frecuencia o intensidad, pueden ser premios o castigos divinos. Sucede lo mismo en relación a los accidentes geográficos como los océanos, lagos y lagunas, ríos y manantes que la contienen y la llevan de un lado a otro: Esos paisajes naturales que algunas culturas de nuestro planeta consideran sagrados, mágicos, misteriosos o malévolos y que por eso están habitados por seres fantasmales, monstruosos, buenos y malos o de extraña belleza.
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